Qué angustia no poder hacer algo lindo por la persona que amas.
Quise vestirme como una chica este San Valentín para darle una sorpresa a mi chico. Quise hacerlo, tomar una blusa gris de tirantes con botones dorados al frente y un escote pronunciado y simplemente ponérmela, peinarme con una línea en el cabello y una pequeñísima trenza sujeta de un broche de colores, ponerme zapatos plateados y dejar que mi anatomía delatara lo que soy de nacimiento: una mujer.
No pude hacerlo. No pude.
Esa no soy yo. Tal vez algún tiempo intenté con todas mis fuerzas serlo, me dejé el cabello largo y ondulado, me compré ropa femenina, incluso minifaldas. Siento ganas de llorar cuando pienso en esa época.
Esa no soy yo.
Terminé tomando una playera blanca, mi chaleco negro y mis converse. Sólo así me sentí con el suficiente valor como para salir de mi casa e ir a la escuela.
Lo siento mucho, Majadero besa-manzanas. No soy la chica de la que te enamoraste. No puedo ser ella. Moriría de intentarlo de nuevo.
Te amo, lo sabes, pero dudo que tú ames a mi verdadero yo. A ese yo que en realidad no es una chica, ni un chico siquiera, pero está más cerca de ser lo segundo que lo primero.
Lo siento… lo siento tanto.