Mostrando las entradas con la etiqueta Pesadillas. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Pesadillas. Mostrar todas las entradas

domingo, 28 de agosto de 2011

Mensaje corto, vida larga

La frustración, estando en soledad, se intensifica. No poder hacer algo, sentirse impotente e impedido, crea una sensación casi insoportable. Pero derramar unas cuantas lágrimas de verdad ayuda. De pronto empiezas llorando por algo, y al minuto siguiente ya estás llorando por todo. Por todo. Por él, por ella, por nosotros, por ellos, por mí, por ti. Es absurdo, ¿no? No saber que necesitas llorar por todas esas personas hasta que empiezas y ya no puedes detenerte. Es patético. Es… frustrante. Quisiera que él estuviera aquí. Podría abrazarlo y sentir que todo va bien (excepto nosotros, claro). Nosotros nunca vamos bien. No en conjunto, y no yo individualmente. Sólo él y el resto del mundo. No sé qué hacer. Es demasiado complicado seguir viviendo. M… ¿todo ha salido mal? ¿Para ti? ¿Para mí? ¿Para nosotros?Si quieres que te ayude sólo dime y no te pongas así”. No puedo evitarlo. Últimamente he estado muy tenso, a punto de explotar. Siempre al borde de las lágrimas. Y me siento solo. Solo siempre. Los cortes ya se ven tenues. Nadie se da cuenta. Nadie lo nota nunca. A nadie le importa demasiado. Solo a mí, porque a mí me importan muchas más cosas de las que deberían, porque a mí me afectan muchas más cosas de las necesarias. No quiero ver a la gente hoy. Hoy no. No más. Lo sé, es estúpido y egoísta y… ni siquiera te dignaste a hablarme por teléfono… mandaste un mensaje, qué fácil, ¿no? Qué fácil sería decir todo así… podría enviarles un mensaje a todos los que me importan.Ayuda, auxilio, quisiera que alguien me detuviera, que alguien me salvara, me abrazara, me dijera que me ama…SE HA EXEDIDO DE CARACTERES EN EL MENSAJE. Quisiera que alguien me amara, por favor. Que alguien me correspondiera eternamente, por completo. Que me aceptara todo. Quisiera que alguien diera por mí todo lo que yo daría por ellos. Quisiera que alguien insistiera marcando. Que alguien velara por mí y soñara conmigo.



Fragmento de incoherencias que encontré en un cuaderno, con fecha aproximada de Marzo de 2010.

domingo, 31 de julio de 2011

A veces escribo

¿Hay algo de tu cuerpo que no te guste?

¿Qué? ¿Tu nariz? ¿Tu espalda? ¿Tu peso?

Ahora imagínate lo que es odiarlo todo. Desde la forma en que tus caderas sostienen tus pantalones hasta la ligera curva que tu pecho provoca en tus camisetas. La forma de tus piernas, la complexión de tus brazos, la delgadez de tu cuello, la debilidad de tu espalda, ¡la manera en que tu corazón te duele, de una manera que nada tiene de poética! Haber nacido con un cuerpo de mujer.

Imagínate odiarlo todo. Que cada mañana al despertar el primer pensamiento que cruce por tu mente sea que odias cada centímetro cúbico de ese cuerpo curveado que hay debajo de las sábanas, atado a tu alma, impuesto a tu cerebro. Te pones capas y capas de ropa para que no se vea, te cortas todo el pelo, caminas distinto, actúas de acuerdo a lo que eres en tu cabeza, pero al final, debajo de todo eso, nada ha cambiado. Sigues teniendo todo eso que odias, arrastras un saco de huesos y músculos que no concuerda con lo que cada noche sueñas que eres. Los despertares siempre te son difíciles. Lloras. Lloras tanto, como si eso fuera a resolver algo. Pero no, no resuelve nada. Sigues estando atrapado ahí dentro.

Algunas cosas te permiten seguir viviendo, como cuando la gente te llama “joven” sin fijarse mucho en ti, dando por hecho que eres lo que te haces parecer (y ojalá así fuera). Algunas otras te llevan al suelo, como cuando alguien más interviene y “corrige” a la gente cuando se dirigen a ti con pronombres “incorrectos”.

¿Sabes lo que es intentar encajar en algún lado y no lograrlo? ¿No tener el valor para intentarlo del otro lado del espectro? Sigues entrando al baño de niñas, a los vestidores de mujeres, sigues comprando pantalones en la sección de damas porque tu mamá no ve con buenos ojos que parezcas tan atraído por la sección del otro extremo de las tiendas. Sientes un miedo paralizante con el solo pensamiento de que te puedan “descubrir” si entras a un baño de hombres, que alguien te mire, te reconozca como su amiga de secundaria o prepa y te pregunte si te has equivocado de baño. Sientes pánico al imaginar el escándalo que harían sacándote de los vestidores de hombres.

No se lo dices a tu novio/hombre/chico especial. Porque, ¿te querrían de la misma manera que creen quererte porque eres niña? Sientes que te verían con asco, con aversión. ¡No puedes pedirles que se etiqueten de homosexuales por verse atraídos por ti! No les puedes hacer eso. No. Prefieres que ellos anden con una mujer completa. Por eso los abandonas, haces que dejen de quererte y necesitarte. Se merecen a alguien completo, una linda niña que los pueda querer desde la cómoda posición femenina. Lo tuyo es demasiado complicado como para querer imponérselos. Están mejor sin ti, te convences. Pero no puedes vivir sin ellos. Oh, cómo los extrañas. Extrañas que te miren con devoción y te digan cuánto les gustas, cuánto te quieren, cuánto algunos de ellos te aman. Pero sientes que es una mentira, de tu parte, porque ellos no saben quién eres. Ni tú tampoco.

Por hacerles la vida cómoda a los demás tú sientes dolor. Dejas que te digan “amiga”, “mujer”, “Mirindy”. Dejas que cuando intentas desesperadamente decirles que hay algo que está mal contigo, te intenten tranquilizar asegurándote que eres toda una mujer, que sólo eres algo masculina y que eso está bien. Porque ellos piensan que buscas que reafirmen eso a lo que tanto le temes, eso que casi te destruye cada vez que lo escuchas. Les sonríes, asientes, agradeces. Y por dentro gritas. Y sigues gritando. Has gritado tanto que si tu voz interna tuviera una garganta física ésta ya estaría atrofiada.

A veces lanzas indirectas, se te escapa un poco de eso que intentas mantener a raya “para no incomodar a los demás”. Pero nadie parece (querer) entenderlas. Las pasan por alto, cambian el tema, dan un paso atrás y fingen que la virgen les habla. ¡Te dicen que es tu culpa! No crees poder soportar todo eso por mucho tiempo, pero lo haces de alguna manera.

Cuando no puedes llorar, buscas algo a qué hundirle las uñas. Tus brazos. Buscas qué desgarrar con tus dientes. Tus labios. Buscas qué deshacer a puños. Las paredes. Buscas un consuelo, una esperanza de que todo estará bien, tarde o temprano. Although today society may recognize me as a girl, eventually this will change, and my mind and my body will match up together, and it’s gonna be alright” se convierte en tu mantra. Lo repites hasta llorar. Porque necesitas creerlo, porque es lo único que te promete una especie de futuro que no puedes concebir de otra manera. Si no pensaras en ese futuro llegarías a la conclusión de que no vale la pena vivir otros sesenta años encerrado en este cuerpo. Mejor adelantar los trámites e irse temprano para evitar el tráfico. Mejor apresurarse a reencarnar en el cuerpo correcto. Sólo por eso sigues vivo.

domingo, 10 de octubre de 2010

Muero por ella

La llamé, lloré, la perseguí

Hasta que me olvidé de ella

De su voz, de su piel, de sus ojos de estrella

Y ella se olvidó de mí


La gravedad se encargó del resto

La sangre fluyó por mis brazos y mis manos

Uno, dos, ocho o nueve cortes, y él molesto

Y yo sólo buscando olvidarnos


Ella no quiere que esté sola en mi tumba

Pero tampoco busca acompañarme

Abandonada, sin ningún alarde

Y ella no escucha mi grito de ayuda

sábado, 27 de marzo de 2010

Un inmenso cariño por ti (II)

Tuvo que levantarla del suelo. Tuvo que abofetearla para que su llanto de dolor se convirtiera en uno de humillación y se detuviera más rápido. Tuvo que arrastrarla hasta el baño para secar sus lágrimas, lavarle la cara y cepillarle el cabello. De nuevo adquirió su aspecto de siempre, excepto por los ojos hinchados de llanto, pero dudó que alguien los notara. La envió a hacer su tarea y luego a dormir. Se recostó junto a ella y le cantó en susurros hasta que aquélla no pudo más y cayó rendida ante el cansancio. La abrazó mientras dormía. Cuánto le había dolido verla así.

Tracemos un nuevo plan.

¿Qué tiene de malo el que ya tenemos?

Lo incluye a él. Necesitas sacarlo de tu vida lo antes posible.

No importa si lo incluye. Lo prefiero así.

Pero…

¿Me estás contradiciendo? Yo soy la que llevará a cabo todo, al final. Tú sólo eres una espectadora.

Ah, está bien. Haz lo que quieras. ¡Llámalo, pídele disculpas, abrázalo y dile que lo sientes mucho! Humíllate más aún. Sabes que él no te corresponde.

Dijo que me quiere. Eso debe significar que el plan aún le afecta.

¿Podemos dejar de hablar de él? Me siento demasiado herida aún por sus palabras. Vaya que le gustan los eufemismos. Es débil y cobarde. No se atreve a decírtelo con todas sus letras. Tal vez teme que lo terminemos odiando más de lo que ya lo odiamos.

No lo odiamos. Sólo tú lo odias.

Y tú lo amas sin ser correspondida. ¿Qué es peor?

Ya no lo sé…

jueves, 25 de marzo de 2010

Un inmenso cariño por ti

¡Ah! ¡Maldita seas! ¡Deja de llorar ya! No soporto verte así, tan rota y decepcionada. Sabías qué pasaría.

No… no lo sabía… esperaba otro desenlace…

¡Sabías que cabía perfectamente la otra posibilidad!

No sabía que… no sabía que dolería tanto…

Me das pena. A todo el mundo le das pena, ¿sabes? Deja de darte lástima a ti misma y levántate de ahí, tienes cosas que hacer. Nadie las hará por ti. Es hora de hacer planes y de dejarlo atrás.

¿Qué voy a hacer ahora? ¿En quién deposito todo lo que tengo para dar?

En ti misma. Yo tengo mis esperanzas puestas en ti. Eres la única que puede salvarnos. Eres la única capaz. ¡Ya levántate, maldita sea! ¡Deja de llorar, te ves ridícula! ¡Tú misma te lo buscaste!

If I could be who you wanted… if I could be who you wanted…

Tampoco tus pendejas canciones depresivas harán que vuelvas a moverte. Deja de llorar y de hacerte la víctima. Si aquí hay alguna víctima, es él. Lo acosaste demasiado. Afronta las consecuencias. Se cansó de ti. Lo hartaste.

Eres cruel. ¿No ves que estoy en medio de mi renuncia?

Lo veo. Y tienes que apresurarte. No querrás retrasar nuestros planes aún más, ¿o sí? Suficiente esperamos por su maldita respuesta. ¡Muévete!

lunes, 8 de marzo de 2010

Retorcida

Si sobrevivo a mi experimento, lo que salga de la punta de mis dedos hacia las teclas, y de ahí al contenido de una historia, será fascinante.

¿Retorcida?

No. Sólo poseedora de una malsana y curiosa imaginación con un espíritu experimental y un toque suicida-masoquista.

viernes, 29 de enero de 2010

Invitación denegada (dolor de cabeza, largo de mi cráneo)


Uhm... vaya, eso dolió más de lo que me esperaba... de verdad dolió. Entre más trataste de consolarme, peor me sentía. No lo aguanté... mis estúpidas lágrimas infantiles hicieron acto de presencia, sólo agravando mi punzante dolor de cabeza (fruto de mi concentración en no dejar que Ana se diera cuenta de lo que me pasaba). Y ahora el dolor de cabeza, el dolor del corazón, de los pulmones, de las entrañas, no se va. Se niega a soltarme. Cada minuto que pasa parece atenuarse, sin embargo. Así siempre pasa.





... lo dejas en paz un rato, se aburre y se va... me deja sola.


viernes, 12 de junio de 2009

Resentimiento


Hay algo extraño conmigo. No sé qué es... pero tiene qué ver con mi oscuro corazón y todo el resentimiento que encierra hacia dos personas o tres. Tal vez son más, pero son apenas un par las más importantes. Sí, definitivamente son más. No puedo evitar quedar siempre con algo más que decirles, que nunca digo por supuesto, que termina asentándose dentro de mí, alimentándose de mi miedo y de mi dolor como una bestia hambrienta... se convierte en un sentimiento negro, sin forma, pero peligroso... muy peligroso. Tal vez no para ellos; para mí misma.


He notado que la misma historia se ha repetido tres veces, ni más ni menos, con algunos detalles diferentes (escenarios, momentos, palabras), pero es básicamente lo mismo. Como dije antes, mis errores los repito hasta cansarme.


Ellos tres me han roto el corazón (pero ya voy por el cuarto, no se preocupen!). Y hay algo más: todo ha sido por mi entera y modesta culpa.


Como dicen: la tercera es la vencida.

La tercera (el tercero) me venció. Me venció estrepitosamente. Y ya no sé levantarme. Cuando por fin hayo soporte en mis rodillas y trato de empujarme con los brazos, aparece algo resbaloso en el suelo y caigo de nuevo. Sin algo a lo que asirme... sin nadie.

¿Qué diría ella si me oyera (leyera) pensar (escribir) así? Creo que ya no me diría nada. Le ha dejado de importar lo que pase o deje de pasar conmigo. Ella me está empujando contra el suelo, pisando y quebrando mis nudillos para que no vuelva a apoyarme en las manos nunca más.

Mi torpe caída está resultando ser fatal. Y ella se está preparando para dar el golpe de gracia. Lo sé. Lo siento.

domingo, 24 de mayo de 2009

Nightmares and Alucinations

Falto de experiencia
Falto también de amor
Ingenuo por excelencia
Viejo conocido del dolor

Ignoren eso. Se formó en mi cabeza esta mañana y lo acabo de recordar.
Soñé algo muy extraño. Una mezcla de muchas cosas insignificantes que han pasado estas últimas semanas. Un dije perdido, una amiga extraviada, una esperanza muerta tiempo atrás. No recuerdo mucho, sólo flashazos. No importa, de todos modos dudo que tuviera mucho sentido aún si recordara todo. Así son muchos de mis sueños… excepto unos cuantos, que aún después de muchos años sigo recordando con todos sus desagradables detalles.
Pero las pesadillas no son del todo malas, aunque me hagan despertar llorando. Hubo una época en tercero de secundaria en la que tenía pesadillas todas las noches. Esas pesadillas me hicieron eco en la cabeza por un año entero, hasta que me decidí a plasmarlas en papel. Ahora es una historia en proceso (como el 99.9% de mis historias ._.) pero espero terminarla pronto, antes de que sea demasiado tarde.
Tal vez esté de más decirlo, pero esas pesadillas me asustaron más allá de los límites sospechados. Tal vez fue eso lo que me impulsó a darles forma (según yo). Es que así es el miedo. Después de dejarlo salir se desvanece.
Todo se desvaneces después de un tiempo.
Nada es para siempre.